Título del ensayo: «Recuerdos y reflexiones sobre mi infancia»
Tipo de ensayo: Ensayo autobiográfico
Largo:415 palabras. Tema: Autobiografía
Puedo recordar con mucha precisión algunos momentos que marcaron mi infancia e influenciaron mi visión del mundo. Cuando lo hago, siento cierta nostalgia por un pasado que parece tan distante en estos años, e infinita tristeza por aquella inocencia que alguna vez me caracterizó. Hoy en día existo entre la rutina y la responsabilidad, pero cuando cierro los ojos no puedo evitar sonreír pensando en el ayer y las bellas experiencias que tuve.
Se me viene en mente ciertos eventos específicos que acontecieron en el primer grado de primaria. En esos días yo era un niño hiperactivo, que buscaba de la atención de sus profesores; saltando, gritando, y haciendo un escándalo absurdo pero común para esa edad.
Recuerdo que era muy agresivo en ese entonces, producto de problemas entre mis padres y una situación familiar que no parecía mejorar. Estas frustraciones las reflejaba mediante amenazas o sutiles insultos a mis compañeros, buscando imponer mi voluntad. La mayoría me “respetaba”, y prefería mantener su distancia. De este modo, durante los recesos permanecía solo y me dedicaba a dibujar. Fue así como un día se acercó una dulce niña a conversar conmigo, sin sentirse amedrentada por mi actitud. Su nombre era Claudia, y me asombró que al conocerla se mostrara sonriente, sin importarle mi violenta personalidad. Ese sería el comienzo de una gran amistad que hasta ahora prevalece.
Dada mi casi nula capacidad para socializar en esos tiempos, esa relación amical fue muy importante para mi desarrollo personal, y estuvo acompañada de curiosas anécdotas que suelen volver a través de sonidos o aromas, en el momento menos esperado. Quizá la que me trae mayor felicidad es cuando Claudia y yo imaginábamos que el huerto de nuestro colegio, ubicado entre árboles y arbustos, era un lugar secreto lleno de raras criaturas e inverosímiles situaciones que solo nosotros podíamos experimentar. Desde viajes entre ninfas y centauros, hasta tétricas batallas con monstruos y fantasmas. Creábamos en nuestras mentes un mundo de fantasía, donde compartíamos aventuras entre risas y diálogos extraordinarios.
Obviamente, conforme pasaron los años, y nuestros gustos y preferencias fueron cambiando, dejamos de lado las visitas diarias a aquel lugar tan mágico para nuestra niñez. Aunque a veces, cuando entablamos una conversación y se presentan temas similares, afloran algunos comentarios sobre las diferentes aventuras que vivimos en nuestro antiguo colegio, y que ahora permanecen guardadas como un valioso tesoro en lo profundo del inconsciente. Siempre recordándonos que la forma en que percibimos la realidad solo depende de nosotros mismos.